Capítulo 1: La confesión.
Era un bonito día de finales de otoño. Bien es verdad que la temperatura no era perfecta, pero un sol espléndido lucía en lo alto de un cielo sin nubes. Es decir, el tiempo ideal para aprovechar el recreo y salir al patio antes de que volvieran los días grises y lluviosos que eran más habituales de aquella época del año.
¿Y entonces por qué estaba toda la clase apiñada en la entrada del aula cuchicheando?- se preguntó Arianne no por primera vez en los últimos cinco minutos.
Aunque tal vez sería más correcto decir que todas las chicas de clase estaban apiñadas en la puerta cuchicheando con emoción y Arianne no lograba concentrarse en su novela. Lo que la irritaba ya que "Juego de Tronos", la primera parte de "Canción de Hielo y Fuego" no podía estar más interesante.
Cuando un pequeño gritito de emoción la interrumpió por enésima vez suspiró exasperada y se dio por vencida. Era una novela demasiado fascinante para estar malgastando el tiempo en intentar leerla. En vez de eso decidió concentrarse en lo que ocurría a su alrededor, a ver si descubría el origen del barullo. Aunque a juzgar por el grupo de chicas nerviosas no podía tratarse más que de una cosa: un chico. Y uno popular y atractivo para ser más exactos.
Fijó la vista en el libro entre sus manos, pero ni siquiera se molestó en intentar leerlo. En vez de eso aguzó el oído y se centró en los cuchicheos a su alrededor, lo suficientemente audibles para poder oírlos desde el lado opuesto de la clase si uno prestaba atención. Hacía tiempo que había descubierto que era increíble la de cosas que uno podía oír/descubrir cuando nadie creía que estaba allí y Arianne, tímida y antisocial por naturaleza, era toda una experta en ello. Y de todos modos los murmullos a voces no eran buenos secretos.
-¡No me lo puedo creer! ¡Viene hacia aquí!
-¿Quién?
-Jude Blake
-¿Ese chico tan guapo de último curso?
-No solo es guapo. También es inteligente, saca las mejores notas de su curso.
-¿En serio?
-Además su padre es rico y dicen que es un perfecto caballero. Siempre amable y educado.
-Sí, como un príncipe. Sin duda el chico perfecto.
-¿A qué vendrá a nuestra clase?
Jude Blake... Aquello lo explicaba todo. Era con diferencia el chico más popular de la escuela, al menos entre las chicas. No solo era atractivo y sabía vestir bien, sino que como sus fervientes admiradoras habían comentado era el rico heredero de una importante compañía y un estudiante brillante. Parecía que se le daba bien todo lo que hacía, no por nada era el número uno de su curso. Un buen atleta y mejor estudiante aún, probablemente mejor que ella incluso porque aunque Arianne era la mejor estudiante de su propio curso era un completo desastre cuando de deportes se trataba ( o cualquier otra actividad que supusiera un esfuerzo físico). Pero precisamente por ello también sabía que no se podía ser el mejor en algo sin poner un esfuerzo en ello. Por lo que probablemente Jude además de inteligente también fuera estudioso, pero era algo que sabía camuflar con naturalidad. Al contrario de ella que era considerada un ratón de biblioteca.
Sí, Jude Blake era para muchas el hombre perfecto. Después de todo quién podía resistirse a los encantos de un joven atractivo, estudioso, atlético, agradable y muy, muy rico. Pero Arianne no creía en la perfección, en su opinión alguien demasiado perfecto solo significaba alguien que se estaba esforzando sobremanera en aparentar y esconder sus imperfecciones. Como un maniquí sin una verdadera personalidad.
-¡En serio! ¡Viene hacia aquí!
-¡Qué hacemos!
-¡Disimulad!
Arianne contuvo una sonrisa al oír el nerviosismo que delataban sus voces. Bueno, nada que tuviera que ver con ella-pensó. Dio la vuelta a la página y siguió leyendo.
-¿Qué creéis que viene a hacer a nuestra clase?
Hubo un largo silencio seguido por algunas risitas tontas. Sin duda más de una se estaba evadiendo en sus propias fantasías.
-Ya casi está aquí...
El repentino algarabío de una improvisada conversación con poco sentido le indicó a Arainne que el esperado invitado por fin había llegado allí.
-¿Está Arianne en clase? ¿Arianne Barton?
El shock hizo que el libro casi se le cayera de las manos. El silencio repentino se hizo en la sala y sintió de golpe una decena de ojos curiosos clavados en ella. Alzó la cabeza sorprendida y la dirigió hacia la puerta. Jude estaba de pie en la entrada y sus ojos recorrían los rostros a su alrededor en busca de algo. Hasta que sus miradas se cruzaron y él sonrió. El corazón de Arianne dio un vuelco, era difícil que no lo diera cuando un atractivo chico, alto, delgado y atlético de piel tostada te dedicaba una deslumbrante sonrisa blanca de dentífrico desde un rostro maduro y perfecto y te miraba con unos castaños ojos de ensueño. Y que de algún modo se las ingeniera para vestir con desenfada naturalidad una camisa color lavanda sobre unos vaqueros ajustados y unas convers negras tampoco ayudaba.
-Arianne ¿Podemos hablar un momento?-preguntó y no había duda de que se refería a ella. Después de todo era la única Arianne de la clase, no, de todo el colegio y el hecho de que la estuviera mirando abiertamente significaba también que no la había confundido con otra persona.
-Sí, claro.
Le parecía sorprendente incluso el hecho de que conociera su nombre. Después de todo era una persona que gozaba del anonimato de pasar desapercibida. Cosa que obviamente no estaba logrando en ese instante viendo como el chico más popular de la escuela había declarado qué quería hablar con ella frente a un grupo de más que interesados espectadores.
¿Pero qué quería? ¿Y a qué esperaba?
-¿Entonces puedes acompañarme? No tardaremos mucho.
¿Significaba aquello que quería hablar a solas? ¿Lejos de oídos indiscretos? ¿O solo que quería enseñarle algo? Puede que quisiera pedirle un favor después de todo. Era para lo que solía buscarla la gente, para pedirle favores. Aunque no solía ser gente un curso mayor y menos aún un número uno.
Consultó el reloj. Aún quedaban casi 20 minutos antes de que empezaran las clases. Tenía tiempo.
Cerró el libro, lo guardó bajo la mesa y se puso en pie.
-Por supuesto-respondió y echó a andar hacia él bajo la mirada atenta de una decena de ojos.
De pronto fue muy consciente de si misma. De su mediana estatura, de su constitución delgada aunque demasiado llena de curvas para su gusto. (No combinaba con su personalidad introvertida). De sus viejos vaqueros, su grueso jersey de cuello vuelto y las botas altas que no iban a juego. Y sobretodo de su larga y enmarañada melena de bucles castaños. Aunque pensándolo bien Jude también tenía el pelo del mismo color y ligeramente ondulado, solo que él lo llevaba corto, brillante y bien peinado. Y los ojos también hacían juego, aunque los de ella más grandes y profundos adornados por pestañas más largas y rizadas. Unos inmensos ojos castaños que le daban cierto aspecto de Bambi, mientras que él parecía una escultura dedicada a un apuesto dios griego.
¿Pero en qué demonios me estoy fijando?-se reprochó a sí misma. Sería mejor que se centrara en lo que tenía delante.
Jude sonrió cuando llegó a su lado.
-Gracias por darme un poco de tu tiempo-sonrió- Acompáñame.-se volvió hacia las otras chicas a su alrededor- Hasta la vista, chicas. Cuidaos todas.
Se armó una algarabía cuando todas hicieron coro para responder a la vez. Arianne tuvo que contenerse para no dejar escapar un bufido, pero cuando el chico se puso en marcha pasillo abajo lo siguió.
-Hace un bonito día-comentó Jude cuando salieron al exterior y empezaron a recorrer el patio.
-Sí, no es propio de otoño-respondió Arianne con amabilidad.
Sin duda, no la había sacado de clase para hablar del tiempo. Seguramente buscaba un tema de conversación para llenar el incómodo silencio antes de llegar a donde fuera que la llevara.
-Por curiosidad, ¿qué estabas leyendo?
Sin duda estaba buscando un tema de conversación para matar el tiempo.
-Juego de Tronos.
Jude sacudió la cabeza.
-No la conozco.
-Es la primera novela de la saga "Canción de Hielo y Fuego" escrita por George R. R. Martin. Es muy popular entre los lectores de fantasía épica.
-No suelo leer mucha literatura fantástica así que supongo que por eso no la conozco. ¿Es buena?
Arianne sonrió y de pronto sintió que sus ojos se iluminaban como cuando iba a hablar de algo que le gustaba. Tuvo que controlarse para no sonreír.
-Es muy buena y no es muy fantástica. Creo que incluso a alguien que no esté acostumbrado a leer fantasía le gustaría. Es bastante realista, muy medieval...
Se había contenido para no empezar a enumerar las muchas maravillas de la saga, no quería aburrir a su acompañante con un tedioso monólogo sobre algo que no conocía. Aun así Jude parecía verdaderamente interesado. Si estaba fingiendo por educación lo hacía muy bien. De todos modos ¿por qué tenía que preocuparse por esas tonterías? Era él el que había empezado aquella conversación.
-Tal vez debería leerlo entonces-murmuró Jude para sí.
-Yo desde luego lo tengo en mi lista de los más recomendados-repuso Arianne sin poder contenerse. No era muy habitual que pudiera hablar de literatura con alguien y menos aún de literatura fantástica.
-¿Te gusta mucho leer, verdad?- era más una afirmación que una pregunta.-Cada vez que te veo tienes un libro nuevo en las manos.
Se detuvo y se volvió a mirarla. Arianne se detuvo también de pronto algo confusa. ¿Cada vez que la veía? ¿Significaba aquello que se había fijado en ella más de una vez? Bueno, sin duda una adolescente que prefería pasar el rato sola en una esquina leyendo que en un grupo chismorreando llamaba la atención... pero no era algo en que la gente se fijara. No alguien en quien la gente se fijara y menos alguien como Jude. Y sin embargo sus palabras habían despertado un leve cosquilleo de emoción e interés en su piel. Fue consciente entonces de que el chico la miraba, demasiado consciente de ello. Paseó la vista por el paisaje para disimular su repentino nerviosismo.
Se encontraban en uno de los puntos más alejados del patio, junto a las escaleras traseras que casi nadie utilizaba. ¿Qué hacían en un lugar tan apartado? ¿Un lugar dónde nadie pudiera oírlos?
Su corazón dio un vuelco al comprender de pronto que estaban solos.
¡No seas tonta!-se reprochó-Como que un chico así pudiera sentir algún interés por ti.
Había aprendido que si esperaba poco se decepcionaría menos.
-Arianne-la llamó Jude con suavidad y no le quedó más remedio que levantar la vista hacia él. Su expresión era seria y sus ojos indescifrables- Lo cierto es que hace tiempo que me he fijado en ti. Creo que me gustas.
Un momento... ¿Qué acababa de decir? Arianne sintió de pronto que el mundo se volvía mudo. Estaba segura de que no había oído mal, ¿pero entonces era aquello una de esas bromas de cámara oculta? No, Jude podía ser muchas cosas pero no era del tipo que gastaba bromas crueles. De hecho una de las razones de su popularidad era que trataba bien a todo el mundo. Demasiado bien... Además si fuera una broma sus compañeras de clase hubieran estado al tanto de ello y claramente no lo estaban. De eso estaba segura. Luego solo quedaba una explicación: el chico más popular del colegio le estaba confesando sus sentimientos.
-¿Te gustaría salir conmigo?
El tiempo se detuvo en torno a esas palabras. Un segundo, dos segundos... mientras Arianne meditaba. Aunque no estaba muy segura de lo que meditaba. ¿La respuesta? ¿La pregunta? ¿O la situación?
-No lo sé- respondió al fin.
Jude la miró de hito en hito y parpadeó confuso. No fue más que un instante antes de que recuperara la compostura, pero fue suficiente para la muchacha sintiera una pequeña oleada de orgulloso regocijo. Después de todo no era alguien que estuviera acostumbrado a recibir un frío no lo sé cuando se confesaba. Apostaba que todas las chicas a las que había pedido salir le habían dicho que sí en el acto. De hecho conocía un número de ellas que dirían sí sin pensárselo dos veces. Ella no era de esas. Pero al menos ahora sabía que Jude era sincero.
-¿Qué es lo que no sabes?-preguntó el chico con suavidad.
-No te conozco, apenas sé nada de ti-repuso Arianne con sinceridad-Por lo que ahora mismo no siento nada especial por ti. Tendría que conocerte para saber si me gustas.
-Entonces solo tienes que conocerme-comentó Jude recuperando el aplomo y la sonrisa.
Cuanta desbordante seguridad en uno mismo-pensó Arianne con sorna-Aunque sin duda tiene motivos para tener tanta confianza.
-Podemos empezar como amigos y ver que pasa-continuó hablando Jude.
La muchacha asintió.
-Me parece bien-contestó.
-¿Entonces te parece si quedamos este sábado?
Arianne se detuvo sorprendida. Iba en serio-comprendió. Un poco repentino, pero si quería llegar a conocerlo y descubrir si aquello podía resultar tendría que darle una oportunidad.
-Me parece bien-respondió al fin-Estoy libre.
-Muy bien. Entonces a las cinco frente al ayuntamiento. ¿Te viene bien?
Arianne asintió.
-Pero solo como amigos-intercedió.
Jude sonrió, parecía divertirle la idea.
-El sábado a las cinco frente al ayuntamiento solo como amigos-confirmó.
Arianne se sorprendió a si misma devolviéndole la sonrisa.
-Te veré allí.
Jude asintió y entonces como por arte de magia, como la campana que anuncia las doce para cenicienta, sonó el timbre que anunciaba el fin del recreo.
-Será mejor que vayamos a clase- comentó Arianne de pronto sintiéndose incómoda.
-Así es. Nos vemos el sábado entonces.
-Sí, hasta el sábado.
Jude ensanchó su sonrisa, se inclinó hacia ella y besó suavemente su mejilla.
-Cuídate.
Arianne lo observó marchar conmocionada. Se acarició la mejilla distraída. Sentía la piel caliente y cosquilleante allí donde sus labios la habían rozado. Supo inmediatamente que se había sonrojado como una muñeca y como en un sueño no podía apartar la vista de aquella espalda que se alejaba de ella.
¡Y no llegues tarde que odio esperar!-quiso gritarle, pero las palabras se ahogaron en su garganta.
¿Significaba aquello que tenía una cita? La idea le produjo un leve escalofrío de emoción. Probablemente aquello funcionaría-pensó- Jude Blake era alguien de quien era difícil no enamorarse. Y mientras arrastraba los pies de vuelta a clase aún flotando en aquel mundo irreal que confundía la realidad de los sueños se sintió levemente inquieta, el viejo y conocido temor de volver a enamorarse y sufrir por ello. Y aún así sabía que quería volver a sentir ese agridulce sentimiento llamado amor...
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-¿Cómo ha ido?
Jude alzó la vista del suelo y sonrió al reconocer a Eliott, su mejor amigo, esperándolo a la entrada de clase apoyado de forma desenfada contra la pared. Sonrió, como siempre hacía al verlo.
Sacudió la cabeza confuso.
-No lo sé-confesó.
Eliott se apartó de la pared y se acercó a él enarcando una de sus finas y doradas cejas.
-¿Qué quieres decir con que no sabes?
Jude se encogió de hombros.
-Es la primera que una chica me dice que no lo sabe, que no me conoce y que quiere empezar siendo solo amigos.
Eliott sonrió.
-Eso solo quiere decir que es sensata. ¿Y no es eso precisamente lo que te gusta de ella?
Jude asintió muy serio meditando aquellas palabras.
-Tienes razón.
-Y además-continuó su amigo ensanchando la sonrisa- Apuesto que te las has arreglado para conseguir una cita de todos modos.
Jude dejó escapar una risita.
-Una cita como amigos.
-El sábado a las cinco frente al ayuntamiento-continuó Eliott con picardía.
Jude se giró a mirarlo sorprendido.
-¿Cómo lo sabes?
El muchacho dejó escapar una breve carcajada.
-Porque eres como un manual de citas, Jude-se puso repentinamente serio-Solo espero que esta vez funcione. Parece una buena chica.
Jude dejó escapar un leve suspiró y asintió.
-Sí, yo también lo espero.