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viernes, 26 de noviembre de 2010

Can't stop loving you (Phil Collins)









LÍRICAS:

So you're leaving in the morning on the early train
I could say everything's alright
And I could pretend and say goodbye
Got your ticket
Got your suitcase
Got your leaving smile
I could say that's the way it goes
And I could pretend and you won't know
That I was lying

Cause I can't stop loving you
No I can't stop loving you
No I won't stop loving you
Why should I?

We took a taxi to the station, not a word was said
And I saw you walk across the road
For maybe the last time I don't know
Feeling humble
I heard a rumble
On the railway track
And when I hear that whistle blow
I'll walk away and you won't know
That I'll be crying

Cause I can't stop loving you
No I can't stop loving you
No I won't stop loving you
Why should I?

Even try ……I'll always be here by your side
Why, why, why ……I never wanted to say goodbye
Why even try ….I'm always here if you change, change your mind

So you 're leaving in the morning on the early train
I could say everything's alright
And I could pretend and say goodbye
But that would be lying

Cause I can't stop loving you
No I can't stop loving you
No I won't stop loving you
Why should I even try?

lunes, 22 de noviembre de 2010

Spicy Pink




GÉNERO: jousei, romance, vida real.

AUTOR: Wataru Yoshizumi.

MANGA: 2 tomos.

ARGUMENTO: a sus 26 años Sakura es una mangaka que vive para su trabajo. Nunca se ha planteado en tener novio hasta que una amiga la convence para acompañarla a una quedada para conocer hombres. Y entonces es cuando conoce a un cirujano plástico algo maleducado...

OPINIÓN PERSONAL: un manga tan real como la vida misma que nos muestra un romance maduro y contemporáneo. Personalmente me ha encantado, ha sido una bocanada de aire fresco. Sin olvidar mencionar su estilo de dibujo, maduro y realista como la historia. Me gusta especialmente el diseño de las chicas. En mi humilde opinión a esta mangaka le sienta bien el cambio a historias más maduras.


domingo, 21 de noviembre de 2010

Sentido y sensibilidad

Y una vez más es precioso ver cómo el amor triunfa por encima de los obstáculos sociales, de los obstáculos monetarios, por encima de todo. Este es el caso de la miniserie Sentido y Sensibilidad basado en la obra de Jane Austen del mismo nombre. Elinor finalmente es feliz junto a Edward mientras que su hermana Marianne se casa con el coronel Brandon. Las dos parejas han tenido que sufrir mucho durante el transcurso de sus vidas pero finalmente encuentran el amor. Aquí os dejo el final de la miniserie del 2008 de la BBC. Precioso!

sábado, 20 de noviembre de 2010

Amor sabor a chocolate.

-Ya no me importa lo que digas. Estoy cansada de escuchar tus insensateces- la voz lacónica, monótona, fría, carente de emoción. Todo una gran mentira.

-¿Entonces me perdonas?

Lilian pensó en cuanto le gustaría en ese instante fumar y lanzarle una bocanada de humo a la cara, o tal vez tirar la colilla a sus pies y aplastarla con el tacón de sus botas. Un gesto que valía más de mil palabras. Pero ni fumaba, ni usaba tacones; maldita fuera en aquellos momentos su sana y aburrida forma de vida. De modo que se conformó con darle la espalda y alejarse lentamente callejón abajo.

-Por supuesto que no-dejó que el viento arrastrara sus palabras hasta él, el viento de invierno frío como su corazón desencantado.

No se movió, nunca lo hacía, y ella continuó calle abajo hasta desaparecer de su vista. Metió las manos pálidas en los bolsillos del abrigo, hacía frío y las palabras se transformaban en vaho al acariciar el aire. Lo mismo ocurría con sus suspiros. Tal vez el amor también se evaporaba al ponerse en contacto con el frío de invierno.

Pensó que estaba cansada, cansada de todo, de las excusas baratas, de las palabras vacías y de las promesas rotas. Cansada de los sueños olvidados que en su corazón persistían, cansada del dolor cuasado por la indiferencia, cansada, tan cansada...

El viejo banco blanco del parque le dio la bienvenida como a un viejo conocido. Sentada alzó la vista al cielo encapotado y dejó que el frío viento lacerara sus mejillas. Era incapaz de recordar la razón por la que siempre terminaba volviendo a su lado, la razón por la que volvía a ilusionarse con promesas que sabia que olvidaría o citas a las que nunca acudiría. Era incapaz de recordar la razón por la que darle la espalda y alejarse le era tan doloroso, la razón por la que deseaba tenerlo junto a ella a pesar de haber escapado.

La tarde dio paso al anochecer y el frío continuó tomando posesión de su corazón poco a poco, el cielo encapotado permitió abrir una ventana a las estrellas y su falsa calidez. Ahora sentía frío dentro y fuera, en cuerpo y corazón. Una vez más el vaho robó su suspiro.

Y de pronto un abrigo se deslizó sobre sus hombros y una humeante taza de cartón apareció entre sus manos. No necesitó alzar el rostro para imaginar su sonrisa, esa sonrisa melancólica que no podía disfrazar su tristeza.

-Es chocolate como a ti te gusta. Porque el chocolate calienta el cuerpo y el alma.

Era cierto-pensó llevándose la taza a los labios y olfateando a regañadientes el espeso aroma del chocolate negro- el chocolate calentaba tanto el cuerpo como el alma. Era algo que siempre solía decir cuando lo bebía, y siempre que lo bebía sonreía.

"¿Te gusta mucho el chocolate, no?"-había preguntado el la primera vez.
"Sí, porque calienta el cuerpo y también el alma"-había respondido. Una única frase y él aún la recordaba.

Le había traído chocolate para calentar su alma helada. Aquel pequeño detalle era la razón-recordó-la razón por la que regresaba, la razón por la que dolía alejarse, la razón por la que lo amaba. Su amor estaba hecho de pequeños detalles, de las mínimas cosas que él siempre recordaba, de cada diminuta característica que él conocía de ella, mejor que nadie. Sí, su amor era como aquel chocolate, un cúmulo de pequeñas notas de comprensión, y como aquel chocolate era también amargo y dulce pero espeso; siempre calentaba el corazón.

¿Cómo podía olvidar las cosas obvias como una cita o una promesa, las cosas que todos recordaban, y sin embargo conocer los detalles más pequeños pero de algún modo más importantes? Los pequeños detalles que formaban su personalidad. Y aquellos eran los pequeños detalles que formaban la de él, la razón porque lo amaba, los pequeños detalles que lo hacían ser quien era. Cada vez que olvidaba esos pequeños detalles su corazón se congelaba en la tristeza y cada vez que lo recordaba de nuevo el frío se deshacía en lágrimas cálidas y vahos en forma de suspiro.

Después de todo lo amaba.

-¿Vamos a casa?- él le tendió la mano dubitativa, insegura.

Sin levantar la mirada podía imaginar sus ojos relucientes pintados de preocupación y miedo. Pero levantó la mirada para verlos, tal y como los recordaba y con una sonrisa tomó su mano, grande y cálida contra el frío de invierno. 

-Sí, vamos.

La sonrisa de alivio que bailó en sus labios era genuina cuando la rodeó con sus brazos y la atrajo hacia sí.

-Estás helada-murmuró preocupado- Cuando lleguemos a casa te prepararé un baño de espuma.

La calidez invadió su cuerpo, su pecho y su alma. No era cualquier chocolate el que calentaba el cuerpo y el alma, era solo el chocolate que él traía.



viernes, 19 de noviembre de 2010

Beso Sakura y Shaoran

Creo que no soy la única que sueña con llegar a ver un beso entre Sakura y Shaoran, tanto en Sakura CardCaptor como en Tsubasa Chronicles. Pero como poco les gusta poner este tipo de escenas a las CLAMP y parece que esta bonita pareja sufre la maldición de siempre acabar separados, pues no nos queda más que usar la imaginación y ver algunos bonitos fanarts que he encontrado por la red. Quisiera felicitar a sus artistas por su buen trabajo.






miércoles, 17 de noviembre de 2010

Fumando amor.

-¿Ahora fumas?- preguntó la voz.

Amanda no necesitó girarse para ver quien le hablaba, hubiera reconocido aquella voz grave y profunda en cualquier parte, sin importar cuantos años pasaran.
La fría brisa marina acarició su rostro y despeinó su largo cabello oscuro. Dio otra larga calada al cigarrillo con calma y dejó que la columna de humo volara hacia el cielo sin apartar los ojos del mar. 

-Es curioso- respondió al fin- Antes estaba en contra de fumar e intenté mil y una veces que lo dejaras. Pero cuando te fuiste sin decir adiós lo único que dejaste fue una caja de cigarrillos, de la marca que siempre fumabas. Fue lo único que me quedó de ti. Y ahora me parece que estos cigarrillos tienen tu sabor y tu aroma, son parte de ti y cuando los fumo parte de mí también, como tu nunca fuiste, Lucas.

Lucas dio un paso al frente y se colocó frente a ella tapándole la hermosa visión del mar que disfrutaba cada atardecer sentada en el malecón del puerto. Ante sus ojos Amanda vio aparecer su rostro, el rostro que había amado tan desesperadamente, el rostro que la había traicionado. Tan hermoso como siempre, sus facciones varoniles y maduras, su barbilla afilada y sus ojos claros como alfileres plateados que atravesaban el alma. Se obligó a si misma a mirarlos aun temiendo que sus ojos traicionaran la profundidad de sus propios sentimientos.

Suavemente Lucas quitó el cigarro de sus labios, lo tiró al suelo y lo apagó con la suela del zapato, con el mismo gesto que tan bien recordaba.

-Ya no hace falta que fumes-le susurró con aquella voz que hacía temblar su corazón- Ahora estoy aquí, de modo que no necesitas sucedáneos para reemplazarme.

Lentamente y sin inmutarse Amanda sacó otro cigarrillo de la gabardina y se lo llevó a los labios.

-Prefiero el tabaco-repuso con voz lacónica- Los cigarrillos siempre me son fieles, se quedan conmigo hasta que mueren y después simplemente puedo encender otro y me hará la misma compañía que el anterior.

-¿De modo que prefieres hacer el amor con los cigarros que conmigo?- inquirió Lucas con una sonrisa traviesa inclinándose sobre ella y volviendo a arrebatarle el tabaco de los labios.

Amanda suspiró exasperada y se obligó a mirarle directamente a los ojos.

-¿Por qué has vuelto?- preguntó.

Lucas ladeó la cabeza para atravesarla con su mirada.

-¿No deberías preguntar por qué me fui?

Esta vez le tocó a Amanda dedicarle una sonrisa llena de cruel ironía.

-¿Acaso me lo dirías?

Las sonrisa en labios de Lucas se ensanchó.

-Probablemente no-reconoció- Pero es la primera vez que no quieres saberlo.

Amanda dejó escapar un suspiro acompañado por el vaho frío de los anocheceres de invierno.

-No soy la misma que dejaste atrás-contestó.

Lucas se inclinó aún más sobre ella y Amanda no fue capaz de apartar la mano cuando se la tomó. El corazón le dio un doloroso vuelco en el pecho, un sentimiento que no deseaba recordar. El hombre sonrió.

-En eso te equivocas, sigues siendo exactamente la misma persona que yo conozco. De no ser así no habría vuelto.

-¿Por qué has vuelto?-repitió Amanda con un hilo de voz.

La sonrisa se esfumó de labios de Lucas y una expresión de sincera seriedad que nunca había visto en su rostro tomó su lugar.

-Porque te amo- respondió escuetamente rodeándola con sus fuertes brazos, atrayéndola hacia sí y silenciando sus labios con un largo beso.

Amanda se dejó arrastrar por el beso, por el viejo sabor a tabaco de sus recuerdos, por el dulce aroma a menta, por aquellos brazos que tantas veces la habían rodeado y por el torrente de memorias que despertaba en su interior.

Puede que nunca supiera porque se había ido, pero sabía porque había vuelto. Quería creer en aquel amor que nunca había olvidado. Descubrió con lágrimas que siempre había querido creer en él con todo su alma. Ella había esperado, había regresado cada atardecer al puerto como cuando eran amantes, había recorrido día tras día las mismas calles con la esperanza de reencontrarlo. Y él había vuelto a buscarla, había vuelto a su lado. Con eso le bastaba, al menos por ahora.


viernes, 5 de noviembre de 2010

Yumeiro Patissiere Professional

SECUELA de Yumeiro Patissiere.

GÉNERO: shojo, comedia, repostería.

ANIME: en proceso.

ARGUMENTO: Tras ganar el Cake Grand Prix (verYumeiro Patissiere) y estar dos años estudiando en Paris Ichigo regresa a japón para continuar con su sueño de ser patissiere. Allí le esperan nuevos retos y compañeros.

OPINIÓN PERSONAL: entretenida, divertida, tierna y llena de dulces, Ichigo regresa repleta de energías en esta temporada. Personalmente echo de menos a algunos de los personajes de la 1º temporada que pierden importancia en esta, aunque es refrescante encontrarse con nuevos protagonistas. ¡Y parece que en esta temporada habrá más romance!



Yumeiro Patissiere

TÍTULO ALTERNATIVO: Sueños de colores de una pastelera.

GÉNERO: shojo, comedia, vida escolar, repostería.

AUTOR: Natsumi Matsumoto.

MANGA: en proceso.

ANIME: 50 episodios.

ARGUMENTO: Ichigo es una chica sin ninguna cualidad especial salvo por su amor por los pasteles y ha vivido siempre a la sombra de su hermana menor y su extraordinaria habilidad como pianista. Pero todo esto cambia cuando en una feria de postres conoce a Henry sensei, un joven y prometedor patasier que alaba su sentido del gusto y la anima a ingresar en la Academia St Marie para estudiar repostería. Ahí es cuando Ichigo descubre que su sueño es ser patissiere al igual que su difunta abuela y hará todo lo que esté en su mano para conseguirlo. ¡Y para ello contará con la ayuda de un espíritu de los dulces!

OPINIÓN PERSONAL: una historia muy tierna, llena de deliciosos momentos, apetitosos sueños, amigos inseparables, espíritus de los dulces y una protagonista de buen corazón y mucha energía dispuesta a todo por realizar su sueño y hacer felices a los demás con sus postres. Porque el destino de un pastelero es crear dulces que hagan sonreír a quien los come.



I can't fight it anymore
I'm falling more and more
deep and deep in love.

jueves, 4 de noviembre de 2010

Lost love found

Love has passed away,
Sadness will come soon,
You can't fight it,
You'll try to keep living,
Always with a hole in your heart.

Don't stand up,
You won't be strong enough,
You'll feel overwhelmed,
You're heart will die,
And you'll be empty.

One day, when years have come by,
Brightness will broad your horizons,
Love will be pumping again your heart,
Hope will shine in your life,
And you'll smile once again.

Sakura Hime Kaden

GÉNERO: shojo, sobrenatural, japón feudal.

AUTOR: Arina Tanemura.

MANGA: en proceso.

ARGUMENTO: La princesa Sakura vive sola en su mansión en la montaña con la única compañía de sus sirvientes desde que su familia murió. A sus 14 años ha llegado la hora de casarse con el hombre a quien ha estado prometida desde que nació. Además pronto descubre que ella es en realidad la nieta de la princesa Kaguya y la única con el poder de vencer a los demonios. Sin embargo su poder le traerá muchos problemas mientras se enfrenta a su destino, porque Sakura desea ser capaz de decidir su vida por si misma.

OPINIÓN PERSONAL: los preciosos dibujos de Arina Tanemura con una trama repleta de intriga y acción y por supuesto, las dificultades del amor.




miércoles, 3 de noviembre de 2010

Una segunda vida

El cielo amaneció rojo. Era el preámbulo de la batalla, la señal deque aquellas hermosas tierras verdes pronto se teñirían con la sangre escarlata de amigos y enemigos por igual. Desde lo alto de la colina, de pie en primera linea de batalla, Kasumi observó el horizonte teñirse poco a poco de luz carmesí sin emoción, ni arrepentimientos. Al grito de guerra despertaron los guerreros, uno a uno desenvainaron las espadas y entre relinchos de caballo y jadeos humanos cargaron contra el enemigo. El sol incendió su katana. Sabía que había sido enviado allí a morir por lo que no cabía lugar para la esperanza, pero se llevaría con él tantos hombres como pudiera a la tumba. Su espada no conocería misericordia. No hay guerrero más mortal ni peligroso que un hombre que ha dado su vida por perdida. El metal pronto se tiñó de rojo sangre. Cuerpo tras cuerpo se fueron apilando a sus pies caballeros sin nombre y con un rostro que jamás recordaría. En los años venideros sería conocido como El Demonio Rojo y su nombre sería temido y admirado por todos. No es que fuera a vivir para recordarlo. Muerto a muerto, herida a herida que besaba su piel y mordía su cuerpo, pero el dolor se disipaba en el ardor de la lucha y en el amargo sabor de la desesperanza. Cuando la noche fría y oscura cayó sobre él no quedaban más que cadáveres a sus pies. Amigos y enemigos por igual amortajados en el silencio. ¿Quién había vencido? No le importaba. Sus rodillas se doblaron rendidas bajo el peso del cansancio, las heridas y el sueño. Hincó la espada ensangrentada en la tierra roja y se dejó caer sin miramientos jadeante. Tendido de espaldas sobre el frío suelo solo podía sentir la calidez de la sangre. ¿De quién? ¿Suya? ¿De sus muertos? No importaba. El cielo era hermoso aquella noche, la luna palidecía ante las millares de relucientes estrellas que con su luz titilante parecían llamarle.

"Al fin ha llegado mi hora"-pensó sin tristeza. Al fin y al cabo había sido enviado a morir, siempre lo había sabido.

Una sombra cubrió las estrellas. Kasumi parpadeó sorprendido para apartar el hilo de sangre de sus ojos y alzó la vista. El fantasma de un rostro lo miraba. Era un hombre joven, aunque mayor que él, de tez pálida y un atractivo y varonil rostro alargado enmarcado por una larga y sucia melena oscura. Estaba cubierto de sangre y se apoyaba agotado sobre su katana. El joven reconoció la armadura del enemigo. No tenía fuerzas para intentar ponerse en pie y menos aún para alcanzar su espada y presentar batalla; de modo que aguardó pacientemente a la muerte con cara de enemigo. El desconocido ladeó la cabeza para mirarlo.

-De modo que sigues vivo-comentó, había un extraño tono alegre en su voz.

Kasumi entrecerró los ojos como única respuesta. El hombre sonrió.

-Mi nombre es Takeshi. ¿Te importa si me siento contigo?

El muchacho negó suavemente con la cabeza y Takeshi se dejó caer pesadamente a su lado. Dejó escapar un largo suspiro.

-Es un hermoso cielo nocturno.-murmuró para sí.

-Es el pacífico cielo después de una cruenta batalla- replicó Kasumi con voz monocorde- De algún modo las estrellas parecen burlarse de la estupidez humana, pero al menos la luna parece triste.

-Tienes razón-concedió el hombre.

Ambos observaron el firmamento en silencio por largos segundos.

-¿Y tú no estás triste?-inqurió Takeshi de nuevo sin volverse a mirarle.

-¿Por que iba a estarlo?-las estrellas parecían hacerle guiños simpáticos- ¿Debería estar triste por afrontar mi destino? Al fin y al cabo fui criado para esto, para matar y puede que también para morir. Puede que ahora pueda al fin descansar en paz-cerró los ojos-o puede que tenga que pagar por las vidas que ha arrebatado mi espada y que los fantasmas de los muertos vengan a cazarme. Sea como sea no importa, porque ya terminó.

-Es una lástima enviar a un muchacho tan joven y apuesto a la guerra-dejó escapar el extraño en un largo suspiro.

Kasumi sintió tras sus párpados cerrados como se inclinaba a mirarlo. "Qué enemigo tan extraño"-pensó con una amarga sonrisa.

-Según parece mis hermanos no eran de la misma opinión.-rió con suavidad-Tengo la suerte de ser el hijo bastardo de mi noble y ahora difundo padre y mis hermanastros encontraban mi existencia molesta y peligrosa para su noble y lujoso futuro. 

Abrió los ojos lentamente. Takeshi se había arrodillado sobre él, su rostro a apenas unos centímetros del suyo, pudo apreciar por primera vez sus hermosos y brillantes ojos oscuros, similares al cielo estrellado sobre sus cabezas. Durante un largo instante quedó irreversiblemente prendido en aquellos ojos y se preguntó si la muerte habría tomado forma de hombre para llevárselo. 

-¿Y estás de acuerdo con eso?-inquirió el hombre con suavidad-¿Estás conforme con aceptar el destino que otros te han impuesto?

Kasumi lo miró directamente a los ojos.

-¿Y qué más puedo hacer? Pelear es todo lo que sé y aunque hubiera huido antes de la batalla me habrían encontrado y ajusticiado por desertor y cobarde. Prefiero morir honorablemente en la guerra que darles el placer de asesinarme con deshonra como a un cobarde.

Takeshi lo miró pensativo con tristeza. Eran palabras tan tristes en boca de alguien tan joven...

-Como sea, yo creo que no estás dispuesto a aceptarlo tan fácilmente.-concluyó- Te he visto pelear y despachar enemigo tras enemigo con tu katana y teniendo en cuenta la cantidad de muertes que has infligido tus heridas son escasas, aunque suficientes para matarte si no son bien tratadas. Eso es sin duda debido a tu deseo de seguir viviendo aunque sea un poco más, hasta ver el cielo nocturno. 

Kasumi observó con más atención los rasgos del hombre. Era alto, fuerte y en cierto modo atractivo, y a pesar de estar cansado y cubierto de sangre poca parecía ser suya. Apenas había recibido herida alguna, debía de ser un guerrero excepcional.

-¿Quién eres?- le preguntó en apenas un susurro.

El hombre sonrió y su sonrisa era asombrosamente amable y se reflejaba con calidez en sus ojos negros.

-Al amanecer era tu enemigo y ahora soy tu amigo-contestó enigmáticamente- Pero si preguntas por mi nombre ya te lo he dicho, soy Takeshi. ¿Y tú? ¿Cual es tu nombre?

-Kasumi- dijo el chico automáticamente.

-Kasumi...-repitió el fuerte guerrero saboreando cada sílaba- Significa niebla. Es un nombre hermoso y apropiado para ti, joven liviano y rápido que desciende rápidamente sobre los hombres y los ciega y después se esfuma en la noche como si nunca hubiera existido.

No encontró palabras para responder, nunca antes le había hecho un cumplido, ni alabado su nombre; y cuando Takeshi se inclinó sobre él atravesándolo con su mirada de medianoche y posó sus labios sobre los suyos no supo reaccionar. Fue un beso largo y suave que lo cegó por completo, como la niebla de su nombre. La piel de las mejillas del hombre eran ásperas por el comienzo de barba y sus labios sabían a la sangre y el metal del campo de batalla. Y sin embargo, una desconocida sensación de calidad llenó su pecho y se deslizó en su corazón. No le desagradaba.

-¿Por qué?- jadeó entre dientes cuando sus labios se separaron.

-Porque me he enamorado de ti desde el momento en que te he visto bailar la danza de la muerte con tu espada, tanta desesperación y tanta belleza juntas en un cuerpo tan joven y hermoso- susurró Takeshi con voz enronquecida por la emoción.- Porque ahora que he hablado contigo no quiero dejarte marchar, no quiero dejarte morir y para ello debo darte una razón para vivir. Permíteme ser tu razón para vivir, Kasumi.

-P...pero somos hombres-el muchacho tartamudeó confuso.

-¿Qué importa eso? Somos hombres muertos, a nadie le importa el sexo de los espíritus.

Kasumi lo miró sin comprender.

-No estamos muertos. ¿No has dicho que serías mi razón para vivir? Y si vivo mis hermanos vendrán a darme caza y me ajusticiarán bajo cargo de traidor.

El guerrero revolvió cariñosamente el oscuro cabello del muchacho, un gesto íntimo y sorprendentemente lleno de amor. La calidez se desbordó dentro de su pecho ante un gesto tan simple por el que había estado esperando una vida. ¿Era aquello el amor? Nunca lo había sentido antes por lo que no podía saberlo a ciencia cierta, pero fuera lo que fuera era cálido, agradable y por alguna razón algo nostálgico. Hacía que su corazón solitario suspirara por más. Kasumi pensó que no le importaría morir siendo amado.

-Estamos muertos para el resto del mundo-le susurró Takeshi al oído- Observa a tu alrededor, hay cientos de cuerpos en este campo de batalla. Sin duda alguno debe parecerse a nosotros, si le damos nuestras pertenencias y desfiguramos su rostro seremos dados por muertos sin duda y podremos volver a empezar en otro lugar, un lugar tranquilo lejos de la guerra. Renacer de nuestras cenizas los dos juntos ¿Qué te parece?

El joven cerró los ojos durante un momento y se imaginó un cuerpo con su ropa y su katana, una tumba con su nombre y una pequeña casa con jardín en una aldea sin nombre alejada del mundo donde dos hombres sin pasado podían vivir en paz.

-Suena agradable-murmuró sumergido en la fantasía.

-Bien, entonces...

Takeshi deslizó sus dedos suavemente bajo su armadura y sintió como desataba cada pieza con dedos expertos. 

-¿Qué estás haciendo?- exclamó Kasumi alarmado abriendo los ojos de par en par.

El hombre le sonrió.

-Voy a echar un vistazo a tus heridas y a cuidar de ellas como mejor pueda para que podamos marcharnos de este lugar maldito- explicó con amabilidad aunque la sonrisa de sus labios era traviesa.- ¿Qué pensabas que iba a hacer?

El muchacho apartó la mirada sonrojado. Sí-se reprochó a si mismo- ¿Qué se había imaginado? 

No tuvo tiempo para responderse, el último pedazo de armadura cayó al suelo y bajó la incesante mirada de las estrellas Takeshi deslizó sus dedos sobre la piel desnuda de su torso y sus brazos con manos rápidas y diligentes, con cuidado de no causarle dolor. Con sorprendente habilidad y precisión comenzó a encargarse de sus heridas.

-¿Eres médico?-preguntó Kasumi cerrando los ojos con suavidad- Creía que eras guerrero.

-Quien sabe curar también sabe matar-contestó Takeshi con dulzura.

Kasumi se sorprendió por la delicadeza con que aquellas grandes y callosas manos podían acariciar su piel, la gentileza con la que traían alivio tanto a su cuerpo como a su corazón herido. Puede que siempre hubiera estado esperando por alguien que se preocupara por él, alguien que quisiera cuidarlo y protegerlo,  alguien para llenar el vacío de su corazón solitario. Quién iba a decirle que habría de encontrarlo el día de su muerte y que habría de renacer de sus cenizas con renovada esperanza. Puede que existieran los milagros después de todo. Puede que hubiera un lugar para un hijo bastardo si había alguien dispuesto a aceptarlo, a amarlo y a perdonar los pecados que el nunca podría perdonarse. Sus manos estarían por siempre manchada con la sangre de las vidas que había arrebatado para seguir viviendo, pero era la primera vez que su corazón estaría lleno de amor.

Al día siguiente descubrirían dos cadáveres entre centenares con sus ropas y sus armas y sus rostros desfigurados, y sus cuerpos serían enterrados en tumbas con nombres falsos; uno con el honor de los héroes vencedores y el otro con la vergüenza de los perdedores y traidores. El nombre del Demonio Rojo habría de resonar durante largos años de boca en boca como el nombre de un héroe temible o de un villano sangriento, una pobre compensación por parte de los asesinos que habían entregado a su propio hermano a la muerte.

Mientras lejos de aquel campo maldito de batalla donde la tierra fue teñida con la sangre de los hombres, a las afueras de una pequeña aldea sin nombre, en una casita con jardín que siempre huele a hierbas medicinales, viven un médico fuerte y musculoso de manos gentiles y ojos de medianoche, acompañado por su silencioso pero amable ayudante, un joven atractivo que tiene locas a las muchachas del pueblo. Nadie sabe que en realidad ellos son amantes ya que a nadie le importa lo que los muertos hacen y menos estos espíritus pacíficos que ayudan a salvar vidas y curar enfermedades como mísera compensación por las vidas que arrebataron en una lejana guerra sin nombre.