Delante de un bar un perro aguarda expectante sentado de cara a la puerta cerrada. ¿Será que ahora los perros fuman? Viéndolo allí sentado, esperando pacientemente pero completamente erguido me ha parecido una imagen digna de una gran fotografía. Lástima que no llevara la cámara conmigo para inmortalizar el amor del perro que espera fielmente a su dueño una mañana de invierno.
En la terraza de una cafetería una mujer se toma un café a media mañana. Un espectáculo bastante común salvo por su acompañante. Sentado cómodamente en la silla a su lado un pequeño perro le hace compañía. ¿Irá a tomarse también un café? ¿O preferirá leche? ¿O le basta con el amor de su amita que le trata como a un ser humano y le sienta con ella?
En la puerta de un supermercado un golden retriever se tumba, sin perder de vista la entrada que se abre y se cierra cada vez que la gente entra o sale. Cuando al fin sale su dueña cargada con las bolsas de la compra y empujando un carrito de bebé el perro se levanta y se apresura a ponerse a su lado. Lo primero que hace la mujer al salir es lanzarle un cacho de pan al amigo que la ha estado esperando tan pacientemente y el perro feliz salta para cogerlo. ¿No es el mejor acompañante que no solo espera con paciencia, sino que además te saluda el primero con un feliz movimiento de rabo y aprecia cada pequeño gesto de cariño?
El amor entre hombres y perros es grande, la comprensión, la fidelidad, la compañía... No por nada dicen que el perro es el mejor amigo del hombre. Pequeños detalles tan cotidianos que los pasamos por alto, pero que son una muestra constante de cariño a nuestro alrededor. Al verlo siento el deseo de inmortalizar esas escenas para siempre.
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