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jueves, 7 de octubre de 2010

Dos conchas hacen un corazón: parte 1 (La amiga y el hermano)

-Es la primera vez que tu hermano trae una amiga a casa.

Touya levantó la cabeza de la ensalada que estaba preparando para la cena y miró a su padre con una ceja enarcada. Era un hombre menudo de complexión atlética con el cabello oscuro perfectamente cortado y una cara redonda y afable con ojos pequeños que revelaba su procedencia asiática. A su lado su hijo mayor, Touya de dieciocho años, parecía aun más alto que de costumbre. Era un joven alto y delgado con el abundante cabello oscuro siempre despeinado y un rostro anguloso con una extraña mezcla de oriente y occidente en sus facciones suaves y sus ojos rasgados de un peculiar azul medianoche. Su difunta madre había sido una alta y hermosa mujer alemana, su padre un japonés del montón y Touya era un cocktail de ambas razas con todo su atractivo y exotismo. No es que fuera algo de lo que estuviera especialmente orgulloso.

-¿Estás seguro de que solo es una amiga?- le preguntó a su padre volviendo su atención a cortar los tomates en rodajas perfectas.

El hombre se rascó la cabeza pensativo con una sonrisa ilusionada en los labios.

-Quién sabe. A tu hermano siempre se le ha dado mal expresar sus sentimientos, así que si tuviera una novia probablemente no nos lo diría.- hizo una pausa meditando mientras sacaba el bizcocho del horno y se limpiaba las manos en el extraño delantal rosa que se ponía para cocinar- Aunque para ser sinceros tampoco creo que la traería a casa.

-Sí, no vaya a ser que la espantemos- gruñó entredientes Touya.

Su padre lo miró divertido.

-Tú eres el único que pudiera espantarla. Yo soy un padre absolutamente encantador y muy comprensivo.

-Eso es precisamente lo que asusta.

El leve ruido de la puerta al abrirse interrumpió su conversación.

-Oh, ya deben de estar aquí- canturreó su padre feliz- ¡Vamos a recibirles!

Touya suspiró y se secó las manos con una servilleta.

-Solo quieres cotillear a esa supuesta amiga de Ray.-lo reprendió con suavidad.

El hombre lo miró con ojitos brillantes y Touya no pudo evitar sonreír. 

-Vamos, pero quítate ese delantal antes o realmente la espantarás.

Su padre se libró del delantal con un solo gesto experto y un genuino brillo de interés en sus ojos oscuros.

-Digas lo que digas tú también estás interesado en saber que clase de chica traería tu hermanito a casa.

Touya se detuvo en la puerta de la cocina y no contestó mientas echaba un vistazo al exterior. Su hermano estaba en la entrada quitándose las deportivas. Ray era de estatura media, delgado y atlético, y había heredado el cabello castaño claro y abundante de su madre. Lucía un par de piercings en una oreja y un tatuaje en forma de libélula en la muñeca derecha. Y a su lado había una chica.

Touya contuvo el aliento incrédulo. ¿Por qué?-se preguntó- ¿Por qué de entre todas las chicas de 16 años de aquella ciudad tenía que ser precisamente ella? ¿Desde cuando era amiga de su hermano? Nunca lo había oído hablar de ella, aunque no es que Ray hablara mucho de su vida sentimental.

Mila era una joven de mediana estatura y delgada, con la piel suave y pálida como la nieve que contrastaba con su largo y sedoso cabello negro completamente liso. Su rostro era ovalado de facciones suave, mejillas sonrosadas y unos ojos grandes y oscuros adornados por largas y espesas pestañas. Era bonita, o al menos a Touya se lo parecía, pero no era algo fácil de apreciar ya que por lo general caminaba con la cabeza gacha y ocultaba su rostro con su largo cabello. (Nunca había sabido si de forma intencionada o no.) Además era conocida en la escuela por su excesiva timidez. Aunque parecía tener confianza con Ray ya que ambos reían sin reparos y Touya no pudo evitar fijarse en que sus mejillas se sonrojaban de forma adorable cuando reía. Sacudió la cabeza para espantar aquel molesto pensamiento de su cabeza.

-Ten, ponte las zapatillas de mi madre para estar en casa-le estaba ofreciendo Ray en esos momentos.

Mila dudó antes de aceptarlas.

-¿Estás seguro de que no le importará a tu padre?- preguntó con timidez.

-Oh, en absoluto. A Adelaida, la madre de Ray, le hubiera encantado que una chica tan bonita como tú se pusiera sus zapatillas- de pronto sin saber como su padre había aparecido en el recibidor con una sonrisa tan encantadora que asustaba.

Touya vio como la muchacha enrojecía hasta las orejas pero enfundó los pies en las zapatillas de estar en casa.

-Mu... muchas gracias- tartamudeó intentando recobrar la voz- Por las zapatillas y por dejarme quedarme a dormir. 

-Oh, no es nada.- se apresuró a contestar el hombre llevándose una mano a la cabeza cohibido- Estamos encantados de tener a una joven flor como tú en casa. Hace mucho que no viene una mujer por aquí.

-¡Papá!- gritó Ray escandalizado- No digas esas cosas. La vas a asustar.

-Oh, lo siento mucho, no era mi intención- se disculpó avergonzado con una leve inclinación al estilo nipon.

Mila sonrió divertida a pesar del brillante color rojo de su cara. No parecía asustada en absoluto. Y entonces su mirada pasó por encima del hombro de su padre y se cruzó con la de Touya, dándose por primera vez cuenta de su presencia y durante un instante pareció escandalizada. Su expresión se compuso de inmediato en una tímida sonrisa.

-Umm, hola. Eres Touya ¿no?- le saludó con un hilo de voz y bajando la mirada avergonzada.

-Así es. Bienvenida a mi casa, Mila- se apresuró a responder.

Durante un largo segundo nadie habló mientras Ray y su padre miraban de uno a otro visiblemente sorprendidos y el silencio entre ambos se alargaba de forma incómoda.

-Veo que ya os conocéis-  dijo su padre al fin.

-Solo de vista. Al fin y al cabo los tres vamos a la misma escuela, aunque a pabellones diferentes ahora.-contestó Touya tratando de aparentar cortés indiferencia- Creo que va a clase con Ray.

-Es verdad-corroboró su hermano- Pero me sorprende que conozcas los nombres de las chicas de mi clase.

-Es que... es que Touya una vez me salvó de unos chicos mayores- confesó Mila mortificada.

Su padre y Ray a una se volvieron a mirarla con sincero asombro.

-No fue nada. Solo eran un puñado de imbéciles que disfrutaban apabullando a menores que ellos- dijo Touya cruzándose de brazos y apoyándose contra el marco de la puerta con fingido desinterés.- Cualquiera hubiera hecho lo mismo.

-Típico de Touya- señaló su hermano en voz alta- Tiene esa irritable manía de salvar a los demás y ser un héroe molestamente modesto.

-Dicho así haces que suene mal- gruñó Touya en voz baja.

-Parece una historia interesante- añadió su padre con desbordante interés- Mila, ¿Por qué no nos la cuentas mientras cenamos?

La muchacha se sonrojó aún más y asintió sin levantar la cabeza para mirarlo.

-Claro.

-Pues vamos a la cocina a cenar.

Touya se apartó de la puerta para dejarlos pasar y no pudo contener un leve escalofrío cuando Mila pasó por su lado. Como siempre olía a mar y frambuesas. Y como siempre sus ojos se encontraron durante un breve segundo y ella se apresuró a apartar la mirada. El pequeño sentimiento de vacío que pellizcaba su corazón cada vez que aquello ocurría  también le era conocido.

2 comentarios:

  1. Ou ou ou, love is in the air! Me encanta, ya me lo estoy imaginando en mi cabeza y lo estoy plasmando en forma de película. Cuándo echan el siguiente capítulo? Jajajaja.

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  2. Ni idea. Este canal es un desastre. ;P

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