Una de las escenas más hermosas, tristes y conmovedoras de Final Fantasy X.
Introducción a la escena:
Después de que el monstruo marino Sinh arrase la isla de Kilika dejando tras de si decenas de muertos Yuna debe asumir su responsabilidad como Invocadora y ayudar a los atormentados espíritus a cruzar al más allá en una escena inolvidable. Con un hermoso baile Yuna hechiza tanto a Tidus como a los espectadores mientras los supervivientes lloran la pérdida y las almas flotan rumbo al paraíso.
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